Chinchilla Lanigera

HÁBITAT IDEAL

Las chinchillas necesitan una jaula amplia, vertical y con varios niveles, ya que disfrutan saltar y explorar. La base de la jaula debe ser sólida (no de rejilla) para evitar lesiones en sus patas. El entorno debe estar en un lugar tranquilo, sin corrientes de aire y con temperatura controlada, entre 16 °C y 22 °C. El calor extremo puede provocar golpes de calor, muy peligrosos para ellas.

Puedes añadir accesorios como: refugios o casitas, rueda sin barrotes (diámetro grande), plataformas y rampas, juguetes de madera o cartón para roer.

ALIMENTACIÓN

La dieta de la chinchilla debe basarse principalmente en heno de calidad, que ayuda al desgaste dental y a la digestión. Se complementa con un pienso específico para chinchillas. Ocasionalmente, se pueden ofrecer premios naturales como pétalos de rosa deshidratados, hojas de diente de león secas o trocitos de manzana sin azúcar.

Siempre debe tener acceso a agua fresca y limpia, preferiblemente con un bebedero de botella.

HIGIENE EN LAS CHINCHILLAS

Las chinchillas no deben bañarse con agua. Para mantenerse limpias, necesitan baños de arena volcánica especial, 2 a 3 veces por semana. Esto elimina el exceso de grasa y mantiene su pelaje en perfectas condiciones. La jaula debe limpiarse con regularidad para evitar malos olores y problemas de salud.

COMPORTAMIENTO Y MANEJO

Son animales crepusculares o nocturnos, por lo que estarán más activas al atardecer y durante la noche. Pueden ser muy sociables si se les dedica tiempo, aunque al principio pueden mostrarse tímidas. No se recomienda forzarlas a interactuar: el vínculo se fortalece con paciencia y respeto.

Consejos de manejo:

• No sujetarlas por la cola.
• Siempre manipular con suavidad y seguridad.
• Evitar ruidos fuertes o movimientos bruscos.

SALUD Y PREVENCIÓN

Las chinchillas tienen dientes que crecen continuamente, por lo que es fundamental que roan materiales naturales para evitar problemas dentales. También hay que vigilar signos de malestar como pérdida de apetito, letargo, diarreas o salivación excesiva. Ante cualquier síntoma, es necesario acudir a un veterinario especializado en animales exóticos.